A orillas del río Escádebas se encuentra la Ruta da auga e da pedra de Guitiriz. Se trata de un recorrido de algo más de dos kilómetros en los que se remonta el río y podremos observar los restos de hasta siete antiguos molinos que aprovechaban el caudal de agua para funcionar.
Se comienza la ruta en el área recreativa Sete muiños, en unas piscinas naturales y dejaremos el río a la derecha, para poco más adelante cruzarlo por un pequeño puente y llevarlo entonces por la izquierda hasta llegar al Ponte das Escádebas. Este tramo tiene cerca de un kilómetro y es espectacular. No reviste gran dificultad y cualquiera puede hacerlo y disfrutar de los numerosos rincones que nos ofrece el paseo.
Aguas limpias, robles que te proporcionan sombra y vegetación abundante a orillas del río hacen las delicias de los caminantes. Los pequeños saltos de agua le dan al paisaje un encanto especial, y los rayos de sol filtrándose entre las hojas acaban de redondear el efecto.
Al llegar al Ponte das Escádebas, se cruza el río y entonces hay la opción de subir una pista de piedra hasta cerca del pueblo de Escádebas, que nos llevará de vuelta hasta el punto de partida por una pista de tierra o continuar dejando el río a la derecha hasta una antigua fuente y dos molinos más.
Se comienza la ruta en el área recreativa Sete muiños, en unas piscinas naturales y dejaremos el río a la derecha, para poco más adelante cruzarlo por un pequeño puente y llevarlo entonces por la izquierda hasta llegar al Ponte das Escádebas. Este tramo tiene cerca de un kilómetro y es espectacular. No reviste gran dificultad y cualquiera puede hacerlo y disfrutar de los numerosos rincones que nos ofrece el paseo.
Al llegar al Ponte das Escádebas, se cruza el río y entonces hay la opción de subir una pista de piedra hasta cerca del pueblo de Escádebas, que nos llevará de vuelta hasta el punto de partida por una pista de tierra o continuar dejando el río a la derecha hasta una antigua fuente y dos molinos más.
Vale la pena ir, ya que no son más de trescientos metros y podremos ver unas formaciones rocosas entre las que crecen árboles y musgo a orillas del río, entre el rumor de unas pequeñas cascadas.
Así que si os animáis, sólo tendréis que calzaros una botas, echar en la mochila una botella de agua, la cámara de fotos y disfrutar de unas dos horas en las que la naturaleza será la protagonista.
Descubriréis que es una forma maravillosa de recargar el espíritu.