domingo, 3 de julio de 2011

Rapa das bestas de Candaoso. Boimente.Viveiro (Lugo)

Este fin de semana se celebró la XLIII feria anual de ganado caballar del Curro de Candaoso en Viveiro (Lugo). Es una fiesta declarada de interés turístico nacional, que se celebra cada año en los Montes do Buio y Lerín. 


Se celebra el primer domingo de julio. Si éste coincide con el día 1, se traslada al segundo.



Jinetes, hombres a pie y perros suben de madrugada a las sierras para reunir los caballos.
La bajada de la manada que conducen y guían hasta el curro es una imagen impresionante. La palabra "curro" hoy empleada para hacer referencia a la celebración en su conjunto, alude a la construcción donde se desarrollan las labores ganaderas. El curro de Candaoso es circular y de madera. Pasadas las diez de la mañana, crías y adultos han entrado en el recinto y a la una de la tarde la rapa ya ha terminado.



 Dentro del recinto se encuentran los "aloitadores", los propietarios y varios fotógrafos. Esta vez casi había tantos humanos como caballos.
Con ayuda de sus bastones, los propietarios van segregando pequeños grupos de caballos del resto de la manada, haciendo una clasificación de los potros que les interesa rapar o marcar. Cuando tienen un grupo reducido donde se encuentra el animal de su interés, "acurran" a la manada contra las vallas del curro y un ganadero se monta a lomos del caballo para cortarle las crines. El método para rapar en Candaoso, a lomos del animal, es único en Galicia.






El comienzo de la fiesta de la rapa, cuya primera edición se celebró en 1969, coincide también con el período en el que las crines, antaño muy apreciadas para fabricar cepillos o rellenar colchones, fueron cayendo en desuso : hoy se dejan en el suelo del curro, donde algún turista las recoge para asegurarse un recuerdo del día.
También es habitual que los propietarios marquen a sus caballos con un hierro candente.











A lo largo de esta intensa jornada se celebra, además de la rapa, la feria anual de ganado caballar y carreras de caballos. En los alrededores del curro hay muchos puestos de alimentación donde ofrecen lo más típico para una comida campestre : empanada, bollos preñados, panes de varias clases, pulpo, frutas y toda clase de dulces. También nos encontramos con un variopinto mercadillo donde comprar desde ropa, hasta utensilios agrícolas, pasando por originales y curiosos sombreros que ayudan a protegerse del intenso sol que calienta estos montes.


En definitiva, un día donde vivir una experiencia única, que a algunos puede parecerles salvaje pero que vista en vivo demuestra que hay tradiciones que no deberían perderse porque están arraigadas en la cultura ancestral de un pueblo, en este caso el gallego.

Algunos pasajes del texto están extraídos del libro "Galicia en guías : Curros y rapas"



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