martes, 31 de julio de 2012

Olite. Navarra





Llegamos a Olite y desde el principio vimos que ésta es una tierra de vinos. De hecho hay aquí un museo dedicado a la viña y el vino de Navarra. Callejeando por el pueblo son numerosas las tiendas que ofrecen los caldos navarros y en las terrazas de bares y restaurantes la gente disfruta de una buena copa de vino de la tierra, ya que abundan las bodegas y cooperativas. El Palacio Real, monumento nacional desde 1925, domina la villa y nos recuerda que Olite fue sede de los reyes de Navarra. El trazado es tipicamente medieval y prueba de ello son los nombres que aún conservan muchas calles: de la Judería, de la Tafurería, de la Tesendería y así muchas otras. El Palacio Viejo es hoy un Parador de Turismo y preside la Plaza de los Teobaldos con su puerta renacentista y sus ventanales góticos.
La iglesia de Santa María la Real tiene una magnífica portada con ocho arquivoltas que se halla enmarcada por unas arquerías donde podemos ver a los apóstoles. Un bello atrio porticado, elegante y sencillo ayuda a realzar todo el conjunto. Olite ofrece al visitante todo un patrimonio rico en historia y nosotros después de recorrer su calles y disfrutar de sus edificios más emblemáticos nos sentamos a disfrutar de un buen vino de la zona con unas inmejorables vistas del Ayuntamiento a nuestra izquierda y el Palacio Real a nuestra derecha.



Santa María la Real :









Parador de Turismo :


Ayuntamiento :




Santa María de Eunate. Navarra


Después de tantos lugares como hemos visitado, es maravilloso que aún haya enclaves que nos dejen con la boca abierta. Sin duda, Santa María de Eunate es uno de esos lugares. Es difícil describir este templo tan sugerente y cargado de simbolismo. Para empezar hay que decir que es bellísimo y que su emplazamiento, solitario en medio del campo, acentúa aún más su aura mística.
De planta octogonal, algo en sí mismo inusual, tiene una galería porticada que rodea la iglesia románica, lo que convierte a Eunate en un octógono dentro de otro. Aunque no se conoce muy bien su origen, se cree que la fundaron los templarios en el siglo XII, aunque también se atribuye a la Orden de San Juan. El hecho de que tenga ocho lados, como el templo de Salomón en Jerusalén y que muchas de las marcas de los maestros canteros que pueden verse por toda la iglesia solo se hayan encontrado en otros enclaves del temple, hace que muchos historiadores se inclinen por su origen templario. Lo que se sabe con seguridad es que Eunate (cien puertas en euskera) fue un cementerio de peregrinos y también se cree que en la actual espadaña existía una linterna o fuego para guiar el alma de los peregrinos en su subida al cielo. Otras hipótesis dicen que la llama era para orientar a los caminantes por la noche, algo poco probable porque si el viaje ya era peligroso durante el día, caminar de noche debía de ser una temeridad.
Eunate es misterio, pero también es una obra de arte que merece la pena contemplar con detenimiento, sus capiteles con imágenes bellas e inquietantes a un tiempo, su forma octogonal imperfecta, su interior austero y sobrecogedor, su entorno aislado, sus 33 arcadas exteriores, saber que aquí descansan eternamente muchos peregrinos...un lugar especial y una de las iglesias más bellas que hemos visto nunca.










Puente la Reina. Navarra


Se podría decir que Puente la Reina es un pueblo nacido por y para el Camino de Santiago. Un albergue de peregrinos a la entrada del pueblo da la bienvenida al viajero. La iglesia del Crucifijo, unida al antiguo hospital de peregrinos por un arco-pórtico, fue fundada por los Caballeros de la Orden del Temple. Vale la pena detenerse a contemplar su bella portada del siglo XIII. Continuando por la calle Mayor, encontramos a la derecha la iglesia de Santiago, con dos portadas románicas. Llegamos temprano al pueblo, que se estaba preparando para sus fiestas y pudimos comprobar como se vallaban muchas calles con tablones de madera, pues se iba a celebrar un encierro por el casco urbano. Numerosos bares y tiendas dan todos los servicios a los peregrinos, a los que vimos salir en un buen número para iniciar su etapa diaria que los acabará llevando a Santiago. La calle Mayor acaba desembocando en el maravilloso puente románico que da nombre la villa y que es paso obligado de los peregrinos para cruzar el río Arga. La sola presencia del puente ya hace merecedora la visita a Puente la Reina. El tránsito de caminantes jacobeos por él es casi incesante a lo largo de sus 110 metros de largo y 4 de ancho. Antiguamente había hornacinas con imágenes de santos para la devoción de los peregrinos y un lugar destinado a las limosnas que daban los viajeros para los presos de la cárcel, del que se conserva una inscripción. Con la imagen del magnífico puente románico reflejada en las aguas del río, continuamos nuestro viaje por tierras navarras.















lunes, 30 de julio de 2012

Ujué. Navarra


A más de ochocientos metros de altura, en lo alto de una meseta se alza Ujué, un pueblo de estrechas calles y pronunciadas cuestas que habla de su pasado medieval. La imagen de Ujué desde la distancia a medida que te vas acercando es majestuosa. Su silueta domina el paisaje formando una de las imágenes mas fotografiadas de Navarra. 


Callejeando por su laberíntico trazado podemos ver sus antiguas casas de piedras y mampostería, todas arracimadas en torno a la espectacular Iglesia-Fortaleza de Santa María de Ujué. 


Se trata de un templo románico en su origen, aunque su principal rasgo son sus torres almenadas que le dan un aspecto defensivo. Después de numerosas reformas es un precioso ejemplo del gótico navarro. Es monumento nacional desde 1936 y desde allí se contemplan una magníficas vistas de la ribera navarra. 



No hay que irse de Ujué sin probar las migas de pastor, el plato típico de la zona y donde las las preparan de manera deliciosa. Iniciamos el descenso por las piedras centenarias de un pueblo que es visita obligada para todos los que se acerquen por esta zona.









Ya fuera del pueblo, por la carretera que nos aleja de él, Ujué vuelve a mostrarnos su perfil desde lo alto de su atalaya, dándonos así un último regalo.