Recorriendo la OU-533 un desvío nos
indica el Santuario de As Ermidas. A pocos metros se nos ofrece
una impresionante vista del santuario desde lo alto. Encajonado en
una garganta del río Bibei, la imagen del pequeño pueblo con la
grandiosa iglesia barroca deja sin aliento.
Toma su nombre de los ermitaños que
buscaban la soledad de estos parajes. Cuenta la leyenda que unos
pastores encontraron en una cueva entre estos peñascos una imagen de
la Virgen con el niño entre sus brazos. Se construyó entonces una
pequeña ermita para cobijar la preciada imagen. En 1624, el obispo
de Astorga enfermó de gravedad en las inmediaciones del santuario
mientras estaba de visita pastoral por la zona y se encomendó a la
Virgen de la pequeña capilla. Dicen que sanó a las pocas horas y en
agradecimiento, mandó construir el monumental santuario que hoy
atrae a miles de visitantes.
La hermosa fachada es considerada como
una de las mejores (sino la mejor) obra del barroco gallego. En los
alrededores están las estaciones del Vía Crucis con imágenes de
siglo XVIII. También puede verse A Dormiñona, una curiosa fuente
con la imagen de una mujer durmiendo. Dice la historia popular que
esta mujer se quedaba dormida mientras se llenaba su cántaro debido
a la poca agua que manaba entonces de la fuente.
La capilla original fue derruida en
1850 debido a su deterioro y en su lugar hubo un cruceiro, que
desapareció cuando un derrumbe de la montaña en 1909 aplastó
varias casas, pero milagrosamente respetó el santuario, lo que
contribuyó sin duda a aumentar su fama de milagroso.
El paso por esta tierras bien requiere
una visita a este magnífico lugar donde puedes contemplar una
iglesia bellísima mientras el murmullo del Bibei dota al lugar de un
aura difícil de igualar.