San Andrés de Teixido es todo un
referente en la cultura gallega. Esta pequeña aldea cuenta con uno
de los santuarios más visitados de toda la comunidad. El dicho de :
“ vai de morto quen non foi de vivo ( va de muerto quien no fue de
vivo)” hace que mucha gente no quiera arriesgarse a tener que
visitar este enclave en la otra vida. El entorno es maravilloso y
solo para ver donde está ubicado ya vale la pena, connotaciones
religiosas al margen. El mar y los acantilados rodean el pueblo y en
en los montes de la zona pueden verse vacas y caballos pastando
tranquilamente en libertad. Esta sierra alberga los acantilados más
altos de la Europa continental y todo el paisaje es de una belleza
salvaje difícil de encontrar hoy en día. Aquí son típicas las
figuras hechas con miga de pan y pintadas. En la iglesia los
peregrinos dejan al lado del altar ofrendas y exvotos. Todo el lugar
es especial y sin duda merece una visita mientras se está vivo,
porque después nunca se sabe...