lunes, 25 de abril de 2022

Toledo

 

Sería imposible describir Toledo en estas pocas líneas, porque hay tanto que decir que nos dejaríamos muchas cosas. La ciudad de las tres culturas a orilla del Tajo es monumental, histórica y bellísima. Hay que recorrerla a pie (en coche es imposible) y eso hace que se disfruten todos los rincones que atesora en el trazado sinuoso de sus calles. Las sinagogas son de una belleza imposible, las iglesias y monasterios no le andan a la zaga, la catedral es majestuosa por fuera y por dentro, el Álcazar, hoy museo militar, impone su mole sobre toda la ciudad y prácticamente puede verse desde cualquier sitio. Hay que deambular por las callejuelas hasta desembocar en la Plaza Zocodover. Hay que acercarse hasta el Mirador del Valle para tener unas de las mejores vistas ya no sólo de Toledo, sino una de las mejores que verás jamás. Hay que entrar en la ciudad por la Puerta de Bisagra o por la de Alfonso VI, ambas preciosas. Hay que cruzar el río Tajo por el Puente de Alcántara. Visitar la Iglesia de Santo Tomé para contemplar El entierro del Señor de Orgaz, de El Greco. Hay que subir a las torres de la Iglesia de los Jesuitas para ver la ciudad desde las alturas. Hay que maravillarse en Santa María La Blanca, una sinagoga donde tuvimos la inmensa fortuna de poder verla en solitario durante diez maravillosos minutos. Hay que tomarse una cerveza y picar algo en La Abadía, un local del casco viejo. Hay que subir a la terraza del hotel Carlos V y tomar una copa en el bar con unas vistas fantásticas. Podríamos seguir nombrando sitios y cosas por ver y hacer, pero todo se resume en una sola frase: Hay que visitar Toledo.