Aprovechamos el buen tiempo reinante
estos días en Galicia para hacer un pequeño tramo de la ruta
“Camiño do Miño”, en Outeiro de Rei. La ruta total tiene 18
kilómetros, pero nosotros hicimos unos seis. Empezamos en el área
recreativa Santa Isabel, en Outeiro. Una buena cantidad de mesas y
bancos de piedra, barbacoas y zonas acondicionadas para el baño en
el río Miño hacen de esta zona un lugar ideal para pasar un día al
aire libre. Ahora mismo los árboles no tienen hojas, pero en verano
la sombra debe ser abundante. El Miño transcurre plácido por aquí
y nos acompaña los primeros metros del camino.
Al poco podemos ver la desembocadura
del río Ladra en el mismo Miño. Pequeñas playas naturales bajo los
árboles invitaban a darse un chapuzón.
Resistiendo la tentación seguimos
caminando y al poco nos desviamos a la izquierda, alejándonos del
Miño para caminar por un sendero flanqueado por muros de piedra y
tierras de cultivo. Aquí el camino sube un poco, pero no es
exigente. Caminamos al lado de robles, pinos, castaños y otros
árboles. La variedad natural de esta zona sirvió para que fuera
declarada reserva de la biosfera.
Un precioso perro se nos unió
durante un rato, y aunque al principio a Roi no le hizo mucha gracia,
después hicieron buenas migas.
Llegamos así a la pequeña población
de Robra donde giramos a la derecha ya por asfalto. Todo el trayecto
está muy bien señalizado. Caminamos un tramo hasta llegar al
Caneiro do Piago.
El Miño abandona aquí su placido
recorrido para precipitarse en unas pequeños saltos de agua y coger
fuerza y velocidad por entre las numerosas rocas que asoman por el
curso del río. El lugar es muy bonito y en verano la gente suele
venir a tomar el sol y bañarse en estas enormes rocas sobre el
caudal del río. El sonido del agua es aquí constante y pocos metros
mas adelante el Miño vuelve a serenarse.
Volviendo sobre nuestros pasos cruzamos
un puente sobre el río y nos adentramos por la otra margen del padre
de los ríos gallegos. Son numerosos los islotes que en medio del río
están poblados de árboles. Mucha maleza y troncos se acumulaba en
ellos debido a las fuertes lluvias de los últimos tiempos. Desde
aquí regresamos a Santa Isabel, el área
recreativa donde empezamos nuestra pequeña ruta. Una opción
magnífica para pasar una mañana o una tarde a orillas del río
Miño.