viernes, 8 de septiembre de 2017

Le Mont Saint Michel. Francia


La visita al Mont Saint Michel es uno de los momentos más especiales que planeas cuando viajas a esta parte del mundo. Y la verdad es que ver su silueta recortarse contra el cielo es un espectáculo para la vista. Es un lugar icónico y estar ahí casi te parece irreal.
Después de aparcar puedes acercarte hasta la entrada dando un paseo por una pasarela de madera, en Le Passeur, unos buses especiales o en La Maringote, una calesa tirada por caballos. La llegada es preciosa. Nosotros lo vimos con marea baja y podías moverte alrededor del islote. Una vez dentro se pierde parte del encanto debido a los miles de visitantes que cada día lo visitan y llenan a rebosar las estrechas callejuelas que suben hasta la abadía. Desde allí se divisa todo el estuario del río Le Couesnon. A pesar del agobio de gente vale la pena ver este sitio que es uno de los más visitados de todo el mundo. Además fuimos sorprendidos por unos paracaidistas que saltaban desde aviones en unas maniobras militares. Esto tan cerca de las playas de Normandía resultó de lo más curioso.
En definitiva una visita obligada, a uno de los iconos más grandes de Francia.



























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