martes, 21 de noviembre de 2017

Ferreiroá. Portomarín. Lugo



 La sequía que atraviesa Galicia en los últimos meses ha dejado al descubierto el lecho de numerosos embalses. Uno de ellos es el de Belesar en Portomarín, en Lugo. Pueden verse los restos del antiguo pueblo de Portomarín que fue trasladado más arriba, a su ubicación actual. Se puede pasear por el borde del río Miño y contemplar todo lo que normalmente queda bajo las aguas. Nosotros nos acercamos esta vez hasta el pueblo sumergido de Ferreiroá, a unos dos o tres kilómetros siguiendo el río. Es impresionante ver las casas que algunas aún conservan paredes y ventanas de piedra, incluso un pequeño puente que unía los dos lados del pueblo. Pasear por entre las ruinas es toda una experiencia y para nosotros fue un gran descubrimiento pues no conocíamos la existencia de Ferreiroá. Cuando las aguas vuelvan a llenar el embalse, estas piedras volverán a quedar ocultas por completo, para volver a maravillar a todos aquellos que se acerquen a verlo cuando empiece a asomar de nuevo por la falta de lluvia. A pesar de que el día era claro y despejado el pueblo tenía un aire fantasmal, solitario y derruido en medio de ninguna parte. En Portomarín aún queda gente que llegó a vivir aquí, antes de la inundación. Si tenéis ocasión y queréis ver un pueblo sumergido, pocos tendrán la atracción de Ferreiroá, un lugar olvidado que de vez en cuando sale a la superficie para recordarnos que hubo un tiempo en el que existió.



































martes, 7 de noviembre de 2017

Ponte de Lima. Portugal


En nuestro pequeño viaje a Portugal de este verano nos sorprendió gratamente este pequeño pueblo que está considerado el más antiguo del país luso. El río Límia (aquí Lima) lo cruza y un precioso puente medieval construido sobre el antiguo romano lo salva con sus impresionantes 380 metros de largo. Dicen que es el más bello de Portugal. Las casas, sus espectaculares jardines y todo el conjunto de este pueblo tan bien cuidado nos encantó. Unos monumentos recuerdan que aquí cruzaron las legiones. A todo esto hay que añadir que el cielo estaba especialmente bonito ese día, con unas nubes que parecían pintadas. Nos quedaron muchas ganas de volver a Ponte de Lima y al estar relativamente cerca, seguro que pronto lo haremos.