Hace muchos años que visitamos Óbidos y siempre lo recordé
como un pueblo precioso. Así que pensando que quizá el tiempo había
distorsionado el recuerdo y no era tan bonito como recordaba, nos dispusimos a
recorrer otra vez el pueblo luso. Estaba en plena celebración de su mercado
medieval y la zona del castillo estaba acondicionada como una antigua aldea del
medievo. La verdad es que mi recuerdo no me había engañado, porque Óbidos es
una auténtica preciosidad. Sus calles llenas de flores y comercios, sus innumerables
rincones bajo la atenta mirada del castillo, hoy un hotel, su impresionante
paseo de ronda por la muralla que rodea la villa y muchas más cosas hacen de
este pueblo una visita cien por cien obligatoria. Hay que llevar bastante
espacio en la cámara de fotos porque a cada paso te parece ver una foto aún
mejor que la que acabas de tomar. No hay que irse de Óbidos sin probar la
ginja, un licor de guindas que sirven en un vasito de chocolate que se come
después. Todos los comercios lo ofrecen. No sé si pasará mucho tiempo hasta
volver a visitar Óbidos, pero si sé que ya no dudaré de la belleza de este
maravilloso pueblo portugués.
miércoles, 22 de agosto de 2018
martes, 7 de agosto de 2018
Librería Lello. Oporto. Portugal
Uno de los lugares más emblemáticos
de Oporto es la librería Lello, un lugar que parece sacado de un
cuento. El sueño de cualquier amante de los libros. Sus estanterías
de madera, la escalera que caracolea hasta el segundo piso, los
techos, la calidez de todo el local , que invita a perderse entre sus
miles de libros...sinceramente, uno de los lugares más bonitos que
he visto en mi vida. Pero desgraciadamente, uno de los lugares que
peor he visto en mi vida también. A pesar de que la entrada cuesta
cinco euros, que te devuelven si compras un libro, hay casi más
personas en la librería que libros. Decenas de personas apretujadas
y tropezando buscando y posando para una foto. Supongo que en estos
tiempos es inevitable, pero es una pena tan grande no poder disfrutar
como se merece un lugar tan especial, que no puedes evitar salir algo
decepcionado. Me recordó mucho a nuestra visita a Mont Saint-Michel,
atiborrado de turistas. A pesar de eso, si de verdad amas los libros,
al menos una vez en la vida deberías visitar la librería Lello, de
la que dicen que es la más bonita del mundo. Habría que visitarlas
todas para comparar, claro, pero de momento es, con muchísima
diferencia la más bonita y mágica que yo he visto nunca.