miércoles, 22 de agosto de 2018

Óbidos. Portugal



Hace muchos años que visitamos Óbidos y siempre lo recordé como un pueblo precioso. Así que pensando que quizá el tiempo había distorsionado el recuerdo y no era tan bonito como recordaba, nos dispusimos a recorrer otra vez el pueblo luso. Estaba en plena celebración de su mercado medieval y la zona del castillo estaba acondicionada como una antigua aldea del medievo. La verdad es que mi recuerdo no me había engañado, porque Óbidos es una auténtica preciosidad. Sus calles llenas de flores y comercios, sus innumerables rincones bajo la atenta mirada del castillo, hoy un hotel, su impresionante paseo de ronda por la muralla que rodea la villa y muchas más cosas hacen de este pueblo una visita cien por cien obligatoria. Hay que llevar bastante espacio en la cámara de fotos porque a cada paso te parece ver una foto aún mejor que la que acabas de tomar. No hay que irse de Óbidos sin probar la ginja, un licor de guindas que sirven en un vasito de chocolate que se come después. Todos los comercios lo ofrecen. No sé si pasará mucho tiempo hasta volver a visitar Óbidos, pero si sé que ya no dudaré de la belleza de este maravilloso pueblo portugués.





















































































martes, 7 de agosto de 2018

Librería Lello. Oporto. Portugal

   
Uno de los lugares más emblemáticos de Oporto es la librería Lello, un lugar que parece sacado de un cuento. El sueño de cualquier amante de los libros. Sus estanterías de madera, la escalera que caracolea hasta el segundo piso, los techos, la calidez de todo el local , que invita a perderse entre sus miles de libros...sinceramente, uno de los lugares más bonitos que he visto en mi vida. Pero desgraciadamente, uno de los lugares que peor he visto en mi vida también. A pesar de que la entrada cuesta cinco euros, que te devuelven si compras un libro, hay casi más personas en la librería que libros. Decenas de personas apretujadas y tropezando buscando y posando para una foto. Supongo que en estos tiempos es inevitable, pero es una pena tan grande no poder disfrutar como se merece un lugar tan especial, que no puedes evitar salir algo decepcionado. Me recordó mucho a nuestra visita a Mont Saint-Michel, atiborrado de turistas. A pesar de eso, si de verdad amas los libros, al menos una vez en la vida deberías visitar la librería Lello, de la que dicen que es la más bonita del mundo. Habría que visitarlas todas para comparar, claro, pero de momento es, con muchísima diferencia la más bonita y mágica que yo he visto nunca.