Estos pasados días estuvimos
recorriendo La Ribeira Sacra, una zona recurrente para nosotros pues
nos escapamos a ella siempre que podemos. Es preciosa en cualquier
época del año. A parte de disfrutar de sus magníficos vinos,
también se puede deleitar la vista con los miradores sobre los
cañones del Sil. Conocíamos los de la zona ourensana, así que
decidimos visitar los de la parte luguesa, en concreto los de Doade y
Sober.
Empezamos por este impresionante
farallón rocoso que antiguamente albergó un castro celta, del que
ya solo queda un pequeño foso defensivo. En Doade veremos un desvío
a la derecha que nos marcará el mirador. Lo seguimos y encontraremos
un lugar donde dejar el coche. Desde allí una pequeña caminata de
unos 500 metros nos lleva hasta esta maravilla. Vale la pena andar un
poco porque es este unos de los mejores miradores de toda la Ribeira
Sacra. Una pequeña ermita dedicada a San Amaro le da una aire
místico a todo el entorno, potenciando aún mas la belleza del
paisaje. Esta ermita sustituye a la original que desapareció a
mediados del siglo XIX. La caída casi vertical hasta las aguas del
Sil que discurre muchos metros más abajo quita el aliento. Se
aprecia la sinuosidad de la carretera que asciende desde el río
hasta Doade. La luz no era la mejor y ninguna foto le puede hacer
justicia a este emblemático lugar de La Ribeira Sacra Lucense. Un
lugar para retener en la memoria.
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