En nuestro reciente viaje a Cáceres
nos acercamos hasta Belvís de Monroy para ver su castillo. Situado
en lo alto de un cerro su silueta es visible a muchos kilómetros de
distancia, y conforme te vas aproximando aprecias su monumentalidad,
a pesar del estado de conservación. Su origen se remonta al año
1309 cuando la Casa de Monroy, de Plasencia, recibió de parte de
Fernando IV los privilegios de poblar la zona y construir un
castillo. Actualmente en manos privadas su estado de conservación es
deficiente, pero a pesar de ello pueden apreciarse los diferentes
estilos arquitectónicos empleados en su construcción y diversas
ampliaciones y reformas hechas a lo largo de los siglos. Imaginar
esta fortaleza en su esplendor es un ejercicio que no cuesta mucho a
pesar de la maleza que hoy inunda los patios y estancias. Es una pena
que parte del patrimonio histórico se encuentre en este estado. Sin
duda una visita que merece la pena a pesar de todo.
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