En Porto do Son encontramos uno de los
castros mas bellos de Galicia, lo que no es poca cosa teniendo en
cuenta la cantidad de ellos existentes en la comunidad. Para llegar
hay que caminar por un sendero pedregoso entre un bosque de pinos
hasta llegar a la playa desde donde podremos apreciar perfectamente
la pequeña península sobre la que se alza el castro. Los
constructores del poblado aprovecharon un itsmo natural con un
relieve abrupto para el asentamiento, por lo que el mar brindaba una
magnífica defensa a la mayor parte del castro. En la parte que da a
la playa un enorme foso y una gran muralla de mampostería eran la
primera linea de defensa ante posibles ataques. Otra gran muralla
rodea el poblado sirviendo ya en muchos casos como paredes de las
viviendas del interior. El enclave es maravilloso. Paseando entre las
numerosas estructuras circulares y ovaladas, escuchando el mar
rompiendo alrededor del castro, casi puedes imaginar como era la vida
aquí hace dos mil años. El mar era su principal base de sustento
como lo demuestran los restos hallados en las excavaciones
realizadas. Este es uno de los mejores ejemplos de castros costeros y
desde luego es uno de los que hay que visitar sin excusas porque el
mismo castro y todo el paisaje que lo rodea hacen la visita una
experiencia única.
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