Acercarse a San Vicente de la Sonsierra
ya es un espectáculo en si mismo. Su imponente recinto fortificado
da una idea de la importancia que tuvo este enclave como zona
fronteriza entre Navarra Y Castilla. Ya que el reino de Navarra
llegaba hasta estas latitudes. Empezamos el recorrido por la Plaza
Mayor, donde podemos ver el palacio de los Aguirano, continuamos
callejeando y subiendo hacia la fortaleza viendo casas con los
blasones familiares. A medida que ascendemos vamos viendo una
panorámica del pueblo con las montañas al fondo.
Ya arriba tenemos un paisaje fabuloso.
A nuestros pies el puente medieval y un sin fin de viñedos y tierras
de cultivo. En el recinto está la Ermita de San Juan de la Cerca,
sede de la Hermandad de La Vera Cruz de los Disciplinantes. En el
antiguo patio de armas del castillo se alza la Parroquia de Santa
María la Mayor, y algo más arriba la Torre del Reloj y la Torre del
Homenaje. Las vistas son magníficas por la extensión que se alcanza
y por la belleza del paisaje. El Ebro serpentea a nuestros pies.
De bajada podemos ver otras vistas del
pueblo, que nos ha dejado una impresión magnífica. Por un momento
nos hemos metido en la piel de un habitante de otra época, cuando
San Vicente era un importante bastión.
Ahora vivimos otros tiempos, pero
SanVicente de la Sonsierra no ha perdido ni un ápice de su belleza.
Una vez aquí, no hay que perderse la visita de la Ermita de Santa María de la Piscina.
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