Una de las rutas más bonitas que se
pueden hacer en Monfragüe es la llamada Ruta del castillo.
Nosotros la hicimos desde Puente del
Cardenal, aprovechando que el nivel del río estaba bajo y se veía,
cosa que no siempre sucede. Desde allí llegamos hasta la una antigua
casa de peones camineros e iniciamos la subida al castillo por la
zona de umbría. Madroños, quejigos, alcornoques y arbusto bajo nos
acompañan. Hay algunas zonas que se recuperan de un reciente
incendio y que le dan al bosque un aire casi fantasmal. Desde el
castillo las vistas son absolutamente maravillosas. Todo el Parque
Nacional de Monfragüe se extiende bajo los pies, y las enormes
rapaces nos sobrevuelan a apenas unos pocos metros de nuestras
cabezas. El Tajo se desliza perezoso ante nuestra mirada y hay una
buena vista del Salto del Gitano. Tras permanecer un rato reponiendo
fuerzas y disfrutando del paisaje, bajamos del castillo en dirección
al mirador más emblemático del parque, el Salto del Gitano.
Numerosos turistas y excursionistas se apiñaban para ver el vuelo de
las aves con prismáticos, telescopios y cámaras con objetivos
kilométricos. Los buitres negros, las aguílas imperiales, las
cigüeñas negras o las garzas reales nunca defraudan y obsequian a
los visitantes con sus majestuosos vuelos. Aunque acabamos cansados
valió la pena el esfuerzo, pues Monfragüe se nos mostró majestuoso
y precioso. Sin duda un sitio para repetir.
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