Desde Peniche salen cada día numerosos
barcos y lanchas con destino a las islas Berlengas a unos 45 minutos
de navegación, así que hasta allí nos fuimos para visitar la isla,
que cuenta con un antiguo fuerte militar, un faro, un pequeño muelle
y miles de gaviotas. El viaje de ida fue muy movido debido al oleaje
y casi no veiamos la hora de llegar a la isla. Una vez allí y
después de recuperarnos un poco, nos dedicamos a visitar un paisaje
de lo más hermoso, con unas aguas cristalinas y unas cuantas casas
de pescadores. Pequeñas barcas llevan a los turistas a visitar
pequeñas grutas a las que solo se accede desde el mar. Las gaviotas
estaban en época de cría y nos veían como una amenaza y nos
sobrevolavan en actitud amenazante cuando nos acercábamos demasiado.
Al fuerte solo se accede por una pasarela de piedra sobre el mar,
claramente con fines defensivos para dificultar la toma por invasión.
Las vistas son preciosas y la cantidad de escaleras que bajar
impresiona. Una vez en el fuerte tomamos una de las barcas y después
de recorrer parte del islote al nivel del mar, nos desembarcaron en
el muelle y a la hora prevista tomamos el barco de vuelta a tierra,
en un viaje de vuelta bastante mejor que el de ida. Un día
diferente y especial.
Fermoso lugar e preciosas fotos!
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