En Arzúa hay una pequeña capilla en
el lugar de A Mota, en la parroquia de Santo Estevo, donde se
celebran cada año tres romerías que congregan a multitud de
vecinos. La llamada Mota Pequena se celebra el 24 de agosto, San
Bartolomé. Aunque ésta es cada vez más grande pues en verano van
muchos turistas. La tercera y última es el 28 de octubre, San Simón.
Pero la más importante es la segunda, la llamada Mota Grande, el
21 de septiembre, San Mateo. Incluso muchos de los emigrantes que
marcharon a todos los puntos de España vuelven para celebrar una
romería en la que antiguamente había una tradición por la cual los
lugareños predecían como sería el invierno entrante: las Témporas
de A Mota.
Como la romería se celebra el último
día de verano, ésta era una forma de prepararse para el invierno en
una zona donde el clima es vital para la agricultura y ganadería.
La fiesta duraba toda la jornada y al
llegar la medianoche, un hombre era el encargado de encender un
cigarro. Cuando esto sucedía, todos los demás hombres allí
reunidos lo imitaban y fumaban. Observaban atentamente hacia donde se
dirigía el humo para conocer la dirección del viento. Si era del
sur, sería un invierno benévolo y con menos lluvia; si por el
contrario era del norte, sería un otoño con mucha agua y un
invierno muy crudo, donde las lareiras estarían siempre encendidas.
Los más viejos del lugar dicen que
siempre acertaban, incluso que era más fiable que ahora.
Sea como fuere, es una tradición ya
perdida, pero hay que recordar que mucha de la sabiduría popular
sigue estando plenamente vigente, aunque la disfracemos de
modernidad.
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