Esta mañana acudimos a la parroquia de
Ardemil, en Ordes, para asistir a su tradicional “Festa da Malla”.
Los vecinos del lugar se reúnen para hacer una demostración de cómo
se trabajaba antiguamente para extraer el grano del trigo. En estos
tiempos en que todo está cada vez más mecanizado, no está de más
recordar que no hace muchos años se necesitaban muchas personas para
realizar esta ardua labor. Era así en todos los trabajos agrícolas
y esta es una buena ocasión para comprobar todo el esfuerzo que
requería.
Durante un pequeño descanso se
repartió entre los que trabajaban en la malla y la gente que
quisiera queso y membrillo, una mezcla de sabores estupenda. La gente
mayor aún recuerda perfectamente las mallas en las que se extraía
el preciado cereal. En Ardemil cientos de personas llegaron para
pasar el día en esta fiesta, ya que además de la malla había una
concentración de vehículos clásicos y de tractores antiguos,
algunos de ellos verdaderas joyas. A todo aquél que trajera un
vehículo antiguo se le obsequiaba con la comida. Una feria de
antigüedades con multitud de antiguos aperos y maquinaria agrícola
y una gran carpa para comer completaba esta fantástica feria en la
que pudimos remontarnos unas décadas atrás, donde todos necesitaban
la ayuda de todos.
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