Fundado sobre el año 1145 por el Conde
Pedro de Osorio, este monasterio situado en Ares pasó años más
tarde a estar bajo la protección de la casa de Andrade y por eso
podemos observar el jabalí distintivo de los Andrade. El monasterio
ha sufrido muchos cambios respecto al original y fue después de la
desamortización de 1837 cuando los monjes franciscanos abandonaron el
recinto y éste pasó a manos del ejército, que estableció allí una
dotación permanente debido a lo estratégico del lugar.
Podemos ver dos claustros, uno
renacentista y una torre con balaustrada y cimborrio. Muchos objetos
originales de Santa Catalina están esparcidos por diversas iglesias
de Ferrol e incluso en el museo arqueológico de A Coruña podemos
ver una cruz acotera sobre el jabalí de la casa Andrade del
monasterio así como capiteles, lápidas funerarias y otros restos que
aparecieron en unas obras realizadas por el ejército.
Es interesante el claustro renacentista en el que hay una fuente gótica, restos de pinturas en la pared y en el muro interior tres arcos góticos, salvados de la construcción primitiva, que sirven de entrada a la sala de oficiales.
Es interesante el claustro renacentista en el que hay una fuente gótica, restos de pinturas en la pared y en el muro interior tres arcos góticos, salvados de la construcción primitiva, que sirven de entrada a la sala de oficiales.
Santa Catalina de Montefaro es una
pequeña joya que encontramos de forma inesperada, pues buscábamos
el alto de La Bailadora y poco antes de la cima este monasterio
apareció ante nosotros. Una sorpresa de lo más agradable.
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