Los arribes del Duero es uno de los paisajes más bellos que pueden contemplarse en España. A lo largo de unos 80 kilómetros el Duero desciende rápidamente de altitud creando un cañón que alcanza en algunos puntos los 200 metros de alto. Las aves rapaces sobrevuelan estos parajes continuamente y es una delicia contemplarlas.
Aunque la vegetación es baja (jaras, espliego, lavanda...) se encuentran también alcornoques, encinas y otros árboles de buen tamaño. Es sorprendente ver cómo los árboles crecen casi encima de las piedras que surgen del terreno cada poco.
Quizás el pueblo de Fermoselle quiso imitarlos, pues se encuentra sobre una elevación de granito y es un mirador fantástico sobre los Arribes. Hay que pasear por sus estrechas calles, siempre observados por la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Las carreteras aquí son poco transitadas y puedes disfrutar del entorno, recorriendo tranquilamente unos pueblecitos separados de Portugal por el cauce del río.
En Pinilla podréis observar olivos en bancales que llegan hasta el río. Hay que destacar que en Fornillos hacen una mermelada artesana exquisita.
Llegando a Fariza hay que acercarse hasta la ermita Virgen del Castillo. Recientes excavaciones hacen creer que este cerro fue un castro. Después un castillo (de ahí su nombre) y finalmente una ermita preciosa con unas vistas increíbles sobre el Duero.
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