miércoles, 2 de enero de 2013

Belén de Begonte (Lugo)

Si os gustan los belenes, el de Begonte es de visita obligada. Podéis consultar la información sobre los horarios AQUÍ.















6 comentarios:

  1. Hola amigos; la verdad es que hay gente muy apasionada en cuidar los belenes, se encuentran verdaderas maravillas en todas partes. Por lo que enseñais el de Begonte merece sin duda la visita.
    Un abrazo, nos vemos en el camino

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    1. Si que la merece Toni, el señor que estaba enseñándolo, nos explicó que son tres personas las que se encargan de tenerlo preparado cada año. ¡¡Un abrazo!!

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  2. ¡ HOSANNA !

    Escucha el grito del pueblo
    y el vocerío que aclama
    al Rey de reyes ¡ hosanna !

    Mira ya cómo ladran
    en el madero que talan,
    al Cordero que maltratan.

    Mira al huerto cómo sangra
    con la sabia del olivo
    y la plata que se agacha.

    Y esa bolsa tan maldita
    escúchala cómo escarcha,
    y cómo el cielo la aplasta.

    …Y los gritos que se citan
    en las llamas del infierno
    hasta encima del Calvario.

    ¡ Dios mío !, una voz te clama:
    ¡ por treinta gritos de plata !
    …y Él, que es Dios, escucha y calla.

    Antonio Puertas.



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    1. Precioso poema Antonio, gracias por compartirlo aquí. ¡¡Un saludo afectuoso!!

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  3. LA EPIFANÍA

    Un caballo blanco lippizzano, uno de aquellos cuatro alados que el rey de Persia utilizara para cruzar volando los desiertos de Rub al Kali y que, la mitología griega llamó Pegaso ( pegé “ patada “), por aquella coz que tuvo que dar el animal para abrir una fuente en la roca y saciar la sed de su amo, y, que, luego, éste sacrificaría en honor a su dios Mithra, abría el paso en la comitiva real, portando a Melchor, el rey jinete más anciano de los tres. Entre sus tesoros, iba el oro que, como presente, tenía que entregar al Niño Dios.
    Muy de cerca, le seguía sus pasos Gaspar, el sabio astrónomo más joven rey de los tres. Cabellera rubia y rizada, que, mártir, al igual que sus otros dos compañeros, moriría a los 109 años de edad. Llevaba consigo, repletas de incienso, sus alforjas reales, con el que perfumaría la cuadra de las mulas y de los bueyes, donde se albergaba la familia de los nazarenos.
    Por último, cerraba la comitiva Baltasar, quien, cruzando en dromedario los desiertos de Kalahari, se reuniría con sus compañeros, allá por la Mesopotamia asiática, reinando Herodes en la Judea de principios del siglo I. Destacaba entre sus súbditos, del Egipto faraónico, desde donde había partido, por la curiosidad que le despertaba una rara estrella, y sus dotes de astrónomo y adivino, querían indagar sobre aquel extraño fenómeno. Era su tierra prolífera y rica en mirra, una planta aromática que crecía por las orillas del Nilo y que, por aquel entonces, se utilizaba como tinta de escritura en los papiros de la época, y, asimismo, se aprovechaban sus idóneas propiedades para embalsar los cadáveres de las gentes pudientes. De ese modo, podían inmortalizar sus cuerpos en la tierra, mientras aguardaban su futura inmortalidad. Este ungüento, el más preciado valor del mundo conocido, fue, precisamente, el obsequio del rey negro en Belén, como digno embajador y representante de su continente africano.

    Pajes y doncellas, criados y regalos, seguían por los caminos guiados por aquella extraña luz que, durante el día, se encendía y por las noches los guiaba, iluminando las sombras y prosiguiendo los pasos del sol que se ocultaba entre las dunas de los desiertos y las de las sagradas montañas.

    Así pasaron los meses, así trancurrieron los años, peregrinando por las arenas, que, deslizantes, se hundían a su paso. Y estudiaron los misterios de aquella estrella brillando. Nada nuevo de ella supieron, más por el cielo, los seguía guiando … Y, hasta llegar a Belén ,donde rompió en mil pedazos, saltando por el orbe establecido, y, sus pedacitos, quedaron colgando.

    No hallaron más que una vieja cuadra, donde se paró la estrella, al romper la magia de su luz diáfana. Y, a un Niño en un trono de paja, junto a sus padres, que su gozo en el corazón guardaban… ¡¡ Que desilusión la suya !! …un carpintero sin cuna y sin retales su niña madre… Unos bueyes y una mula, y calentita la paja, por la presencia de los animales.

    ¡¡ Ahí lo tenéis, tiritando de frío, sonriente, humilde y callado !!…¡¡ ahí está el rey de esa cuadra, nacido sin mácula, entre excrementos... sin culpas, con sonrisas y lágrimas !! ¿ A qué venís desde Oriente, después de tan largas jornadas ?…¿ Qué buscáis entre los pobres, vosotros reyes, magnates del poder, la riqueza y la ciencia de la raza humana ?… Las trompetas de los cielos rompieron su callada y en la tierra entonaron el himno de la Paz sagrada. Y allí, donde rumiaba el ganado, la gloria de Dios se asomó a lo creado, y un Niño sonrió en su trono de paja. ¡¡ Aleluya… aleluya !! Y cayeron los serafines arropándolo con sus alas…¡¡ Aleluya !!…y, bajó del monte el zagal a apacentar su rebaño con aquella alfalfa sagrada …¡¡aleluya !! Y, rumió el dromedario los males que a sus anchas campaban,… Se inclinaron los camellos, vaciando sus joyas en la paja, y al Rey de los reyes, los reyes del mundo al humilde Niño en Belén adoraban.

    Antonio Puertas









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    1. Un hermoso regalo el que nos dejas hoy Antonio, con tan bonitas palabras. ¡¡Un abrazo!!

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