Hoy fuimos a Neda a ver una de las
fervenzas mas hermosas y desconocidas de Galicia.
Aquí el Belelle se precipita desde
cuarenta y cinco metros para buscar su ya cercana desembocadura, no
sin antes pasar por la central eléctrica que hay más abajo. La
carretera hasta la central es bastante estrecha, así que lo mejor es
dejar el coche en el Pazo de Isabel II o algo más adelante, en un molino que hay cerca de la central.
Desde el molino hasta la fervenza disfrutamos un
paseo de unos 15-20 minutos con el río a la derecha y tras cruzar la
central a la izquierda, con un hermoso bosque de ribeira cubriéndolo
todo. En la central comienza un sendero con dos opciones: seguir de frente y llegamos a pie de cascada o tomar un desvío a la
derecha que nos subirá hasta un mirador desde el que ver esta
maravilla de la naturaleza desde otra perspectiva. Después de tanta
lluvia, el Belelle baja rebosante y la fervenza está sencillamente
espectacular. Helechos, laureles, robles, castaños y una gran
variedad de vegetación dotan al entorno de una belleza especial,
siempre acompañada por el sonido del río, que se vuelve
ensordecedor al pie de este salto de agua.
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