Cuando llegas a Locronan esperas un
pueblo pintoresco, pero la verdad es que te quedas sin palabras
cuando empiezas a recorrer sus callejuelas. Cada paso que das es una
postal, y cada rincón es aún más maravilloso que el anterior.
Parece sacado de un cuento. Las casas que rodean La Grand Place, con
la iglesia enmarcando todo el conjunto ya merecen la visita. Después
descubres que solo es uno más de los lugares tan bellos que alberga
esta villa detenida en el tiempo. Aquí no verás cables eléctricos,
ni antenas en los tejados. Verás todo lleno de flores y cuidado
hasta el mínimo detalle. Todo el conjunto es tan bonito, tan
especial que cualquier cosa que se diga no es suficiente. Hay que
verlo, no hay otra manera de hacerse a la idea de Locronan. Todo en
este pequeño pueblo es grande en belleza. Las vidrieras de la
iglesia llenan de colores el interior de esta, el cementerio detrás
de la misma es de una sencillez que aumenta si cabe la sensación de
estar paseando en un lugar tan bonito que casi parece un decorado.
Está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia, para
muchos el que más junto a Rochefort en Terre, y no queda duda de que
lo es. Desde nuestro punto de vista es posiblemente el pueblo mejor
conservado y mas hermoso en conjunto que hemos visto nunca. De visita
absolutamente obligada. Solamente poder ver Locronan justifica un
viaje a la Bretaña.
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