El pequeño puerto medieval de St
Goustan es un lugar perfecto para relajarse y dejarse llevar por su
bucólica panorámica. A un lado del puente que cruza el río Auray
se abre un lugar sacado de una postal. Pequeños bistrós para poder
comer o tomar una cerveza bretona animan el ambiente. Las antiguas
casas amontonadas con los pequeños barcos de fondo hacen que parezca
que aquí el tiempo se detuvo hace mucho. Un músico callejero
amenizaba el conjunto tocando con su acordeón canciones populares
francesas. La verdad es que daban ganas de no moverse de este pequeño
rincón de la Bretaña, que como tantos otros nos ha enamorado.
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