Tras pasear por la Lagoa de Cospeito, regresamos por la N-VI (una delicia, sin tráfico y disfrutando del paisaje) y antes de bajar la Costa da Sal nos encontramos esta curiosa estampa. Como había empezado a llover, fue bajar hacer la foto y marchar, pero nos quedamos con las ganas de preguntarle a alguien la razón de tan peculiar ubicación.
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