Empezamos el día en Pamplona,
recorriendo su casco histórico y como no, la calle Estafeta, famosa
en todo el mundo por los encierros de los Sanfermines. Nos gustó
especialmente la Plaza del Castillo, formada por construcciones de
diversas épocas y por ello con muchos estilos mezclados.
Visitamos la catedral, de estilo gótico
aunque con una fachada neoclásica, para después continuar
recorriendo las calles de la ciudad, que bullían de actividad.
Aunque nos gustan las ciudades y no podíamos dejar de ver Pamplona, para nosotros los pequeños
pueblos son como un imán, pues casi todos encierran un pequeño
tesoro por descubrir. Pusimos pues rumbo hacia Lekunberri por la
NA-411, una carretera que nos iba a llevar por una serie de pequeños
pueblos, a cual de ellos más bonito. En Lizaso casi no sabíamos
donde mirar, con todos los rincones que atesora. Preciosas casas
llenas de flores en sus balcones de madera, una iglesia pequeña y
cuidada...todo el pueblo en sí una belleza.
Charlamos con una señora
que tenía su casa detrás de la iglesia y parecía que tuviera casi
una plaza particular. Toda amabilidad, nos contó lo tranquilo que es
el pueblo.
En Larraintzar los niños juegan solos
por las calles, entre caseríos de foto. Una pequeña plaza rodeada
de casas que competían en belleza, con una fuente donde refrescarse,
con la iglesia en un extremo parecía pedir que nos contagiaramos de
la tranquilidad que se respiraba, así que nos sentamos en la terraza
(dos mesas) de un pequeño bar. Un pueblo precioso.
En la entrada de Auza nos encontramos
con una escultura que representa al macho cabrío, algo recurrente en
muchos pueblos de Navarra.
También vimos, como en otros pueblos, la
flor seca del cardo colgada de muchas puertas, para espantar a los
malos espíritus.
Como en todos estos pueblos nos llamó la atención
la uniformidad del conjunto. Todas las casa blancas, siguiendo un
mismo estilo. Todas o casi todas llenas de flores, cuidadas.
Nos
gustaron muchísimos los pueblos que vimos y pudimos comprobar,
hablando con alguna gente que se sienten orgullosos de mantener un
urbanismo en ellos que no permite excesos que rompan la armonía.
Llegamos por fin a Lekunberri, con
multitud de imágenes hermosas en nuestra retina y en nuestra cámara
de fotos.
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