El cementerio de Santa Mariña do Dozo
es uno de los más impresionantes que hemos tenido ocasión de ver.
Se trata de un templo del siglo XV construido sobre un antigua ermita
románica. Fue abandonada en el siglo XIX y ahora solo quedan las
ruinas.
En ellas se han ido produciendo
enterramientos al parecer sin ningún orden y podemos caminar entre
una colección de tumbas entre las restos del templo. Es un lugar
casi mágico y no es extraño que atraiga a tantos visitantes.
Aunque en el exterior de lo que fue la
antigua iglesia el cementerio es más grande y acoge el mayor número
de sepulturas, es bajo los esbeltos arcos de estilo ojival que dejan
ver el cielo, donde Santa Mariña nos sobrecoge.
Su belleza lo llevó a ser declarado Monumento Nacional en 1943. Álvaro Cunqueiro dijo de él que era “el camposanto más melancólico del mundo”.
Su belleza lo llevó a ser declarado Monumento Nacional en 1943. Álvaro Cunqueiro dijo de él que era “el camposanto más melancólico del mundo”.
Un lugar que parece salido de alguno de
los cuadros de Caspar David Friedrich.
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