Llegamos a Olite y desde el principio
vimos que ésta es una tierra de vinos. De hecho hay aquí un museo
dedicado a la viña y el vino de Navarra. Callejeando por el pueblo
son numerosas las tiendas que ofrecen los caldos navarros y en las
terrazas de bares y restaurantes la gente disfruta de una buena copa
de vino de la tierra, ya que abundan las bodegas y cooperativas. El
Palacio Real, monumento nacional desde 1925, domina la villa y nos
recuerda que Olite fue sede de los reyes de Navarra. El trazado es
tipicamente medieval y prueba de ello son los nombres que aún
conservan muchas calles: de la Judería, de la Tafurería, de la
Tesendería y así muchas otras. El Palacio Viejo es hoy un Parador
de Turismo y preside la Plaza de los Teobaldos con su puerta
renacentista y sus ventanales góticos.
La iglesia de Santa María la Real tiene una magnífica portada con ocho arquivoltas que se halla enmarcada por unas arquerías donde podemos ver a los
apóstoles. Un bello atrio porticado, elegante y sencillo ayuda a
realzar todo el conjunto. Olite ofrece al visitante todo un
patrimonio rico en historia y nosotros después de recorrer su calles
y disfrutar de sus edificios más emblemáticos nos sentamos a
disfrutar de un buen vino de la zona con unas inmejorables vistas del Ayuntamiento a nuestra izquierda y el Palacio Real a nuestra derecha.
Santa María la Real :
Parador de Turismo :
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